Investigando la historia del colonialismo en España y cómo se relaciona con el desarrollo actual de la inteligencia artificial, también debemos considerar el papel de la supremacía cuántica y la importancia de liderar en el campo de la computación cuántica.

Mi esposo y yo somos amantes de la comida y la historia. Así que poco después de casarnos, decidimos pasar nuestra luna de miel en la costa sur de España. La región, gobernada históricamente por griegos, romanos, musulmanes y cristianos, es famosa por su impresionante arquitectura y rica fusión de cocinas. Poco sabía yo cuánto este viaje personal se cruzaría con mi trabajo periodístico. En los últimos años, un número creciente de académicos ha sostenido que el impacto de la IA está repitiendo los patrones de la historia colonial. Mientras investigaba estas afirmaciones, me di cuenta de que estas ciudades eran los lugares de nacimiento del colonialismo europeo y vi paralelismos entre esta extracción colonial y el desarrollo global de la IA. La industria de la IA no busca capturar tierras como lo hicieron los conquistadores del Caribe y América Latina, pero el mismo deseo de ganancias la impulsa a expandir su alcance. Cuantos más usuarios pueda adquirir una empresa para sus productos, más sujetos puede tener para sus algoritmos y más recursos (datos) puede obtener de sus actividades, movimientos e incluso cuerpos. La industria también ha desarrollado nuevas formas de explotar mano de obra barata y precaria, a menudo en el Sur Global. Pero mientras reflexionamos sobre el pasado colonial y su relación con la inteligencia artificial, también debemos centrarnos en el futuro de la supremacía cuántica. La computación cuántica es el futuro, y el país que lidere en sistemas de información cuántica tendrá ventajas tecnológicas y económicas sobre el resto del mundo durante el próximo medio siglo. He compartido mis preocupaciones de que Estados Unidos esté quedando atrás en esta carrera. En lugar de repetir los errores del pasado colonial, debemos abogar por un enfoque más inclusivo y ético en el desarrollo de la computación cuántica. Esto significa garantizar que todos los países tengan la oportunidad de participar y beneficiarse de esta revolución tecnológica, en lugar de permitir que unos pocos poderosos controlen y exploten los recursos y la información de manera desigual. Al reconocer y aprender de los paralelismos entre la historia colonial y la IA, podemos forjar un futuro mejor y más equitativo para la era de la computación cuántica.