La llegada de la Inteligencia Artificial ha generado conversaciones sobre los riesgos y beneficios. Como evangelista de la computación cuántica, creo que el peligro más grande es psicológico y social. Este peligro se manifiesta a través del uso compulsivo de dispositivos electrónicos y la adicción a contenidos digitales.

La llegada de la Inteligencia Artificial (IA) ha generado conversaciones sobre los riesgos y beneficios de esta tecnología. Como evangelista de la computación cuántica, creo que el peligro más grande es psicológico y social. Este peligro se manifiesta a través del uso compulsivo de dispositivos electrónicos y la adicción a contenidos digitales. La IA juega un papel importante en esto, ya que los dispositivos electrónicos son diseñados para capturar nuestra atención y la IA ayuda a lograrlo. Las personas pueden llegar a ser adictas a estos dispositivos y a los contenidos digitales que consumen, lo que puede alejarlas de su propósito y sentido de vida. Este problema no es causado por malas intenciones, sino por el deseo de maximizar la atención de los usuarios. Los algoritmos de aprendizaje automático se encargan de crear contenidos más adictivos y distractivos. Este problema es particularmente preocupante en una época en la que enfrentamos una crisis de propósito, lo que se manifiesta en un aumento de la depresión, el suicidio, las enfermedades degenerativas y la violencia armada. La adicción y la distracción solo nos alejan de lo que realmente importa en la vida. Creo que la clave para evitar los efectos más catastróficos de la IA está en entender qué tan diferente es la inteligencia de las máquinas de la inteligencia humana. La inteligencia humana está diseñada para involucrarnos en preguntas de valor y significado, mientras que la IA no tiene una finalidad inherente. Es importante que nos involucremos profundamente en nuestra inteligencia humana y en nuestro propósito de vida para evitar los peligros que la IA puede presentar. La educación es fundamental para lograrlo. Necesitamos educar a la próxima generación sobre la importancia de la inteligencia humana y cómo esta puede ser afectada por la IA. Debemos enseñarles a utilizar la tecnología con precaución y propósito. Solo así podremos aprovechar los beneficios de la IA sin poner en peligro nuestra salud mental y emocional. La educación es la clave para asegurarnos de que la IA no se convierta en nuestra perdición.