La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la forma en que las empresas toman decisiones y colaboran con sus contrapartes robóticas. Sin embargo, debemos considerar los riesgos asociados con la transformación digital y garantizar que no perdamos nuestro toque humano en el proceso.
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un catalizador increíble para las empresas, similar a lo que los telescopios son para observar las estrellas. La IA impulsa desde algoritmos que filtran correos electrónicos no deseados hasta sistemas complejos que pueden conducir automóviles sin intervención humana.
Los avances en la IA en la última década han sido asombrosos. Gracias al aumento en la capacidad informática y la creciente cantidad de datos disponibles para entrenar modelos, el crecimiento en IA y el aprendizaje automático (ML) ha sido exponencial. Las máquinas ahora pueden enseñarse a sí mismas a jugar y vencer a los mejores jugadores del mundo en juegos de habilidad como el ajedrez, Go y otros juegos de estrategia digital. Además, las máquinas han demostrado ser incluso mejores que los humanos en detectar cáncer de pulmón en etapas tempranas.
A medida que estas herramientas se vuelven cada vez más omnipresentes, hay menos áreas donde su impacto no se ha sentido. Los negocios no son una excepción. Un número creciente de tareas gerenciales ahora pueden ser realizadas o asistidas por soluciones basadas en IA. Es responsabilidad de los gerentes evaluar y comprender esta nueva tecnología y cómo podría incorporarse en sus organizaciones.
El mundo empresarial se ha vuelto cada vez más digital, lo que ha permitido la recolección de mayores cantidades de datos que nunca antes. Estos datos son el combustible que alimenta el aprendizaje automático y permite a las empresas de todos los tamaños confiar cada vez más en procesos de toma de decisiones basados en datos. En las empresas mejor administradas, los gerentes han encontrado formas de colaborar con sus contrapartes robóticas para obtener los mejores resultados.
Sin embargo, también hay desventajas y riesgos en las transformaciones digitales. Los grandes líderes no pueden ser reemplazados por circuitos y software (todavía). Cuando los datos y los modelos predictivos se vuelven la norma, se podría argumentar que perdemos contacto con nuestro juicio y creatividad humanos. También es importante recordar que las máquinas no son infalibles. Solo son tan buenas como el software con el que se construyen o los datos con los que se entrenaron. Así como los sesgos pueden influir en el comportamiento humano, también pueden ser entrenados en algoritmos de aprendizaje automático.
Una de las mayores desventajas del ML es que a medida que los algoritmos se vuelven más complejos (como en las redes neuronales profundas), se vuelven cada vez más difíciles de entender para los humanos. La idea de entregar la toma de decisiones a una caja negra que no entendemos parece tan lógica como entregar nuestro proceso de decisión a una bola mágica de ocho. A medida que aumenta la popularidad de las herramientas de ML sin código y de 'arrastrar y soltar', esto se convierte en un problema mayor. Los futuros científicos de datos pueden confiar en modelos incorrectos para tomar decisiones sin tener una comprensión clara de los modelos que están utilizando, lo que podría influir en los resultados.
Es importante que nosotros, como líderes empresariales, equilibremos la adopción de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático con la preservación de nuestro juicio y creatividad humanos. Debemos ser conscientes de los riesgos y desafíos asociados con la transformación digital y garantizar que no perdamos nuestro toque humano en el proceso.